Es abril,
en la calle reina el desaliento
y la mente se pinta del infinito rojo
de unos labios,
extraños el transeúnte
y su soledad, los pasos cortos
evitando naufragar en cada charco,
el buzón esperando noticias
que cambien el rumbo de una vida,
...esta vista cansada.
Enfrente, mi barrio,
nuestro silencio,
y las ganas de secuestrar la luz
de tu vestido de flores.
A veces me sorprendo buscándote
en todos los jardines
y sólo descubro bancos vacíos
justo ahí donde se escribe
la historia de una vida.
Hemos crecido con el recuerdo
entre los dientes,
con la mirada encendida
y la ropa cansada de huir,
con las esquinas esperando
ser dobladas en un azar inédito.
Enfrente, mi barrio,
nuestro silencio,
el rumor de los coches
que regresan a sus hogares,
...y ayer ardía la ciudad donde naciste.
Si ardía la ciudad, deberíamos haber ardido con ella...
ResponderEliminarHay en este poema estrofas redondas que funcionaría solas, como un poema de esos que haces en plan fogonazo y corto...Enhorabuena poeta. Un abrazote.
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