Te desnudas
sin desabrochar ningún botón,
sin rozarte
la piel,
sin tu respiración
agitada,
dejas el
corazón sobre la mesita de noche
-apartando
un poco el reloj despertador digital-
y reposas tus
ganas en la alfombra de cama
junto a las
zapatillas de estar por casa,
apagas el
móvil,
cierras los
ojos…
Nuestro
avión pide pista para despegar.
Volamos a
Hyderabad…