Callejuelas empedradas
que guían los pasos hasta la Plaza Mayor
en sinuosas subidas y bajadas
enlazadas con balconadas de vértigo
con vistas al páramo y sus fértiles vegas.
que guían los pasos hasta la Plaza Mayor
en sinuosas subidas y bajadas
enlazadas con balconadas de vértigo
con vistas al páramo y sus fértiles vegas.
La noche se ilumina de cálidos faroles
y los sentidos se distraen y tocan el cielo
con el olor a leña, a guiso lento,
y el sonido de una cortina en una puerta.
Mientras, las terrazas de madera
sostienen la historia y el tiempo
que se detiene en tardes de novillos y anís.
Albero blanco, corral de comedias,
soportales y galerías copados de bares,
sabor que para las agujas de un reloj.
Y en medio de la Plaza, los dos
destilando besos y miradas,
borrachos de amor.