Esta vez las luces de la fachada
no alteraron mis sentidos,
fueron tus ojos brillantes
los que me llamaban
con calma…
no alteraron mis sentidos,
fueron tus ojos brillantes
los que me llamaban
con calma…
y ahora ya no clama al cielo
tu falta,
porque no hace falta gritar
para tener tu presencia
porque piso por donde pisas
sin prisa,
con ganas,
con todo...
y nada es más cierto
que un te quiero
cuando me miras.
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