Probé a subir sus cuatro
pisos
con el temor que destila la
memoria
y el arañazo del recuerdo en la
piel,
pensando que cada peldaño que dejo atrás
conjuga el verbo amar sin prisa
-yo respiro, ella respira,
nosotros respiramos, ellos
duermen-
Y la quise, como quien quiere volar sin alas,
como quien busca un dulce
suicidio
nadando para tocar su horizonte,
y la amé, precipitándome
contra sus dudas,
contra mis lunas a medio afilar,
dejando un hilo de mi vida en
en su vida
y la fe de su nombre entre mi dedos.
Era de madrugada cuando la
empecé a querer,
las tres y veinticinco,
eternamente,
y dejé este mundo,
y ella el
suyo.
Resucitamos cuando la luz del
sol
acarició el silencio de
nuestras miradas,
cuando la calle Fuencarral era un pequeño milagro...
...y respiramos. Así respiramos.
Funambulista - Fiera
"...Te dejé el amor en tu guantera, a dos mil kilómetros de mar
Perdimos señal en la frontera, se apagó la música en el bar..."