Pasaban los años
y los dos respirábamos
en ciudades que se amaban
como se aman las antenas
de los tejados en plena tormenta,
quizá nunca llegamos a amarnos así
pero crecimos en una unión
casi tan perfecta como el enlace
entre átomos de saliva
temblando en una noche agosto,
quizá los carnavales no tuvieran
máscara ni disfraz pero inventábamos
desfiles y fiestas en la carne,
hacíamos de un estribillo
nuestro himno vital.
Recuerdo haber roto calendarios
y acuchillado sueños,
haber gritado tu nombre,
haber perdido la fe,
haber dibujado distancias,
y es que siempre
te imaginaba necesitada de aire
esperando que algún reloj
muriese en la pared de un hostal,
y yo muriendo contigo...
Pasaban los años
y los dos reinábamos
en ciudades que se aman,
ahora sé que eres feliz,
yo vivo sin darme cuenta,
y las antenas siguen amándose
en esta tormenta.
Increíble.
ResponderEliminarPuedo imaginar el dibujo de este escenario...
ResponderEliminarMi querido poeta...Me gusta mucho la idea que trazas en los versos...pero si te soy sincero me emocionan mas tus poemas cortos, incisivos. A pesar de todo, es un placer leerte y un honor tenerte de amigo.
ResponderEliminarUn abrazote. Tino
Mi querido poeta...Me gusta mucho la idea que trazas en los versos...pero si te soy sincero me emocionan mas tus poemas cortos, incisivos. A pesar de todo, es un placer leerte y un honor tenerte de amigo.
ResponderEliminarUn abrazote. Tino