Irremediablemente
llegaste
y mi hemisferio sur
pasó a llamarse norte,
y mi apellido tu nombre...
no lo sabrás pero ahora
mi reloj descuenta
cada instante
de esta existencia
sumando veranos y presencias,
huidas para ver el mar...
me cambiaste ideas,
amaneceres y cansancios,
mi ropa tendida, mi maleta cerrada,
y hoy voy a contracorriente,
volando entre adoquines y girasoles,
girando, girando y girando
gritando
irremediablemente
en esta caída libre
como un hombre pájaro
hasta el hueco del nido de tus manos.