Andares desganados,
ausente entre la gente,
extraño entre extraños,
preparando el pañuelo
del hastaluego o quizá del adiós,
-mala suerte,
los dados no salieron siete,
y el siete, para mi corazón-
En el andén número tres,
ahogado por los charcos
de la lluvia de ayer,
habita un olor familiar
a gasoil y a amargo café,
a cigarros apresurados,
a despedidas
a desamor sin después...
y los neónes parpadean
temblando en el pasillo
mientras la megafonía golpea
los minutos que quedan
para que se hielen las venas
con su viajeros al tren
Las doce menos diez
en el reloj de la estación,
y en el andén número tres
los dos
sabiendo que será un adiós
Viajeros, al tren…
Sus letras tan lijeras,
ResponderEliminarse pierden en el viento,
en este espacio viajero,
con mis pobres manos
con mis pobres dedos
le escribo muy profundo
desde mis adentros.
Por sus letras lijeras,
en este sitio de encuentro,
mientras se calma el aliento,
de los recuerdos olvidados
por sus letras lijeras,
nos encontramos melancolicos
por los andenes y en la espera.