El bazar parece un laberinto
donde nadie sabe lo que busca
o nadie busca nada.
Azules y granates, cristales blancos,
almas ambulantes,
una estrella
y en cada vértice, una cruz
y en cada luna, la lámpara
que apaga todas las lenguas,
son idiomas que mezclan sabiduría
y siglos de supervivencia
vistiendo ciudades fundadas con el polvo
de unos ojos tristes.
Hoy los dedos apuntan al cielo
esperando lluvias que limpien
la piel de aquel tiempo
que enmudeció las primaveras,
y yo en el bazar,
entregado a una espiral de signos,
camino a tientas buscando la voz
que duerme entre alfombras
y olor a te…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjame tu comentario, me gustará leerlo ;)