A estas alturas
sabrás de mi vocación
de náufrago en islas
desiertas,
o esa de cantante
de guitarra desafinada
o la mejor,
la de kamikace sin avión…
a estas alturas
sabrás de mi afición
por desnudar mi alma
y pretender vestirme con tu piel
o aquella de perderme
tras un trago de ginebra
para escribirte una canción…
a estas alturas
de sobra sabrás
que sólo fui un error
¡Qué bueno, niño! me ha puesto los pelos de punta (los de la melena de leona, échale dificultad a la cosa)
ResponderEliminarLa que se te ve aquí es la vocación de poeta, y no es peloteo, lo sabes.
En fin, que ya sabes donde hay una islita acogedora en la que puedes cantar hasta quedarte afónico (si eso ya te hago yo los coros)
Un beso grande,
Mayte