sábado, 27 de diciembre de 2008

.: A pulmón libre :.

La prisa y las ganas encendían
las farolas de las tabernas del puerto
y apagaban las de aquel cuarto
de la ciudad sin mar,

jugaban a ser violenta marea
-o galeón al abordaje-
mientras desabrochan botones
en sus lenguas y se visten de sed

no existe tempestad desatada
que les haga soltar las manos

de esa espalda sin rompeolas
ni faro

y cada noche bracean mar adentro
hasta acariciar el horizonte
donde falta el oxígeno
y sobra toda la piel,

mar embravecido que castiga
rocas y cuerpos con marcas
de erizos y estrellas de mar
de cuatro brazos y veinte dedos

y cuando llega la última ola
unas medias negras y una camisa
levan anclas en esta playa
de mesillas y tulipas

y por fin toda la calma…

…se apagan
las farolas de las tabernas del puerto
de la ciudad sin mar

1 comentario:

  1. Anónimo15:55

    Al leer esta poesía me ha pasado como cuando escucho en casa a mi músico favorito que, entre frase y frase suya, voy soltando: ooole! ... ooole! ... ooole!!!
    Estás sembrado. ¡Cuántos quilates hay en cada estrofa! Y de este nivel hay un montón de poemas en tu blog.
    Lástima que no exista ya el Premio Sonrisa Vertical ni puedas optar al Adonais (por edad), pero hay otros muchos.
    Lo dicho: rompes el molde.
    ¡Cum laude!
    ¿Sigo? Si hace falta, te lo digo en otros idiomas.

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