No puedo frenar los momentos
que sé que no son para mí.
Allá donde se formen nubes negras,
me dirijo a tumba abierta,
cegado por una luz intensa
de problemas en potencia.
Me pierdo y empiezo por el final,
sabiendo cómo acabará.
Hay días y noches
en que todo me da igual.
Me ciego
si me miran a los ojos,
y no pienso en nada más
que en bailar
en el filo de una navaja,
o caminar
en cualquier cuerda sin red.
Ya ves,
nada me da miedo,
nada me hace temblar,
y lo cierto es que me ciego
desde que tú no estás.
Poesia de añoranza...es cierti,, hay cosas que nunca se olvidan...
ResponderEliminarCasi todo lo que te he leido es de ese corte...es extraño, no se que decirte...