Cerrada la persiana
las hojas intentaban alcanzar la luz,
hacer de la química su forma de respirar.
La química sólo fue una asignatura olvidada,
el orgasmo que se puede formular,
una reacción en cadena compartida
en las noches de un otoño de frío...
un átomo perdido orbitando bajo la cama.
Pero en su cuarto no queda oxígeno,
ni savia que recorra la madera que pisan;
no hay alquimia para el plomo en el pulmón.
Y a veces, cuando creen extinguirse,
suben la persiana, cierran los ojos
y respiran de la luz de un universo extraño.
Genial, amigo, genial. Me ha gustado mucho. Un abrazote.
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