Una ventana abierta
a esta tarde de marzo,
a los días un instante más largos,
al murmullo de la M-30.
Se presumía un otoño dorado,
un frío de tardes de cine y café,
de besos escondido bajo unas manos,
y aquí me tienes de pie, observando
el tráfico de Madrid que va alargando
la agonía de la atmósfera de la tarde gris,
a esta tarde de marzo,
a los días un instante más largos,
al murmullo de la M-30.
Se presumía un otoño dorado,
un frío de tardes de cine y café,
de besos escondido bajo unas manos,
y aquí me tienes de pie, observando
el tráfico de Madrid que va alargando
la agonía de la atmósfera de la tarde gris,
aquí me tienes de brazos cruzados,
sin ti,
ni tus manos
ni el moreno de tu piel,
pensando en el mejor de los veranos
en lo mejor que podría suceder…
Y volverá el otoño
cuando todo haya desfilado
por delante de mis ojos
y nada sea,
como se ha soñado.
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