Y en cada mar un puerto, una casa
y en cada casa un naufragio
de mesas y sillas,
de camas.
y en cada casa un naufragio
de mesas y sillas,
de camas.
Siempre presagio
que mi vela
la doblega el viento,
que vence, siempre, el hastío
buscando la libertad de la ciudad con mar,
y una sirena sin nombre
queda varada de tanto esperar...
queda varada de tanto esperar...
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