Con el estupor de una flor de plástico
así me quedé yo,
con el temblor de la llama de una vela
que nunca celebra los años.
Y este letargo parece que hace siglos
que comenzó…
antes, mucho antes, de que nuestras calles
tuvieran nombre
y los hoteles cerrasen sus puertas,
tú bajaste tu persiana
para dejar todo Madrid a oscuras.
Hoy quizá sea más viejo
y esté más cansado
pero ya casi nada me asusta.
Y ahora que ya no tiemblo,
como la llama de esa vela
que nunca celebra los años,
busco viejos fantasmas
para echar la tarde del domingo
jugando al Mus.
así me quedé yo,
con el temblor de la llama de una vela
que nunca celebra los años.
Y este letargo parece que hace siglos
que comenzó…
antes, mucho antes, de que nuestras calles
tuvieran nombre
y los hoteles cerrasen sus puertas,
tú bajaste tu persiana
para dejar todo Madrid a oscuras.
Hoy quizá sea más viejo
y esté más cansado
pero ya casi nada me asusta.
Y ahora que ya no tiemblo,
como la llama de esa vela
que nunca celebra los años,
busco viejos fantasmas
para echar la tarde del domingo
jugando al Mus.
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