Cada mañana
me resguardo de la lluvia
bajo las pestañas de sus ojos
aprovecho, cuando sonríe,
para estudiar cada surco
de sus labios
y con disimulo
acaricio la piel de su sombra
si pasa a mi lado
hipnotizante
la forma de mover sus manos
pero ella no lo sabe
y cada día, a las 11,
huele a café
A las once ...
ResponderEliminarQue buena hora para resguardarse bajo las pestañas de alguien.
Te he agrehado a mi lista, no hay problema ?
Precioso poema.
Besos
Clarisa