Doblando camisas pienso en ti,
en aquellos días en que eras mi mejor camisa,
y te desabrochabas para colgarte de mis brazos
y, con disimulo, jugabas a rozarme la espalda,
a morderme el cuello, a resbalar por mi cintura.
Siempre intentabas estar perfecta,
sin ninguna mancha, blanca, radiante,
a juego con aquel traje gris marengo
…......que también eras tú,
como también eras mi pijama, mi bufanda,
mis guantes,
......todo mi armario.
Y ahora que lo pienso, además de ser abrigo,
eras mi piel, mis huesos,
ya ves, toda mi vida...
Se acabó el viaje,
y sucede que en días como hoy,
cuando doblo mi ropa y cierro maletas,
te recuerdo llorando junto a la puerta.
Hola Desconcierto!!
ResponderEliminarLas cosa más cotidianas son las que más echas de menos
Me ha gustado mucho
Un abrazo
el simple hecho de doblar una camisa te puede traer buenos y malos recuerdos...
ResponderEliminargracias por venir!
un abrazo