En el puerto los barcos de papel quedaron anclados a tus párpados, y en mi retina una tarde de julio bailando en la playa. Atrás dejamos un sur que prometió volvernos a ver con las alas cosidas y brillo en la mirada, como aquel junio bajo la estela de aviones sin destino.
Todos nuestros futuros quedaban escritos en cada salto al vacío.
Avanza septiembre, el café en ebullición te nombra a las 6 y te busco en los coches que forman hileras de bostezos, en cada canción de un CD sin carátula, en cada salida de la autovía, en mis buenosdías y mis llegué. Duermes en mi.
Las farolas se desperezan, la radio anuncia bajada de temperaturas, granizo y tartas de manzana y... recuerdo el perfume que dejabas en mi bufanda en las tardes de hojas secas y besos a bocajarro. En las manos, como hiedra, se nos iba enredando el otoño y en tu piel mi musgo, las ganas intactas, la lluvia en la cara y una lista de viajes pendientes.
Avanza septiembre.
Amanece.
Despiertas.
La oficina es una fiesta.
Espérame para comer.
A v a n z a m o s .
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