A las 6 de la mañana,
caminando calle abajo,
mi piel ya pide abrigo.
Avanza septiembre muchacho
-pienso-
y el otoño nos señala
sabiéndose ganador.
Pero recuerdo
que en agosto
-a 35 grados-
-a 35 grados-
esta misma piel
buscaba abrigo
en su piel
bajo sus sábanas.
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