Desde el pequeño balcón de La Perla
todo huele distinto. Un regalo para los ojos,
para los sentidos que empiezan a despertar.
Abajo, en la plaza empedrada se distribuyen
las mesitas de las tascas. Hace sol
y la gente huye de la sombra primaveral.
La espuma de cerveza deja su firma
y desde aquí todo huele distinto.
Si miro a mi espalda las ropas y bolsas
se mezclan en la cama. Hoy nada importa.
Este pequeño balcón es toda una explanada,
un lugar donde respirar libertad y ganas.
Y todo huele distinto… a calles recién regadas,
a gallinejas y entresijos, a un beso con tabaco.
Y desde este cielo yo sigo observando.
Bajo los soportales los negocios familiares
luchan por seguir viendo este siglo,
mientras las razas se mezclan y, a veces,
ni yo mismo sé bien donde vivo.
A la derecha la torre del reloj
dicta el paso del tiempo y se nos hace tarde.
Amor, dúchate tú antes que llegamos tarde.
Y se nos hizo tarde.
Te sigo leyendo....tengas buen puente. Bye.
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