Otra vez sus ojos
se clavaron en los míos.
Otra vez me mataron
cuchillos de dulce filo,
se clavaron en los míos.
Otra vez me mataron
cuchillos de dulce filo,
sonriendo, como siempre
Ojos que se esconden
para no dejar vestigio
de lo que sienten.
Otra vez sus labios
me besaron sin besarme.
Otra vez me envenenó
su lengua de cereza suave
sonriendo, como siempre
Labios que pronuncian
la certeza de un nombre
sin anunciar lo que siente.
Si has de creer en algo, cree en los ojos asesinos, nunca en los labios mentirosos.
ResponderEliminarUn placer saber de ti, poeta.
Nautna, eres un poeta, me dejas sin palabras...
ResponderEliminarPG