Y la calma llegó,
como llegaba el olor a salitre y el sabor a sal,
borrando la humedad de la tormenta
y las noches sin sueño
como llegaba el olor a salitre y el sabor a sal,
borrando la humedad de la tormenta
y las noches sin sueño
ni sueños que contar.
Las ganas se deperezaban de madrugada,
la arena se despegaba del corazón
y la bandera verde ondeaba cada mañana
sin recordar que ayer fue rojo su color.
La noche de esos días
nunca acababa en su mar.
La calma llegó,
y llegó en una cala sólo para dos.
y llegó en una cala sólo para dos.
Pero su barca en el dique seco
necesita más que pintura para flotar.
El viento hoy sopla dirección a su cuerpo
…y mañana Dios dirá.
La calma y las despedidas son temas recurrentes en tus poemas. Me pregunto si lo tuyo será puro desencanto...
ResponderEliminarBesos.