La vida recogida,
las sombrillas plegadas
y clavadas en la arena
como quien corona
con desgana una cima,
los botellines, platos,
risas, selfies y ceniceros
se amontonan en mesas
varadas
por el descuido de grumetes
somnolientos,
ruedan por el suelo
servilletas
-con frases motivadoras-
pensamientos, recuerdos,
comandas y tickets
dejando un paisaje
que recuerda
al final de una batalla...
en el cielo, las gaviotas
-sin mover sus alas, ni perder altura-
buscan un resquicio de vida en el planeta,
y yo,
me escondo de este domingo,
haciéndome pasar
por un náufrago más
de esta travesía.
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