Regresas
con el futuro anudado
en tu tobillo
y los dientes de león
rozando tu cabello
regresas
y te traes el milagro
de la línea del horizonte
-el océano y su cielo-
impreso en tu retina,
con la certeza de que la vida
-y todos sus misterios-
caben en media maleta
y en la otra media
oxígeno
y dos cepillos de dientes.
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