Arrastran los pies por la arena
bajo un sol de justicia
como andando sobre ascuas
sin cambiar el gesto,
haciendo del camino un triunfo,
arrastran el calendario
sobre sus espaldas,
las facturas, la sombrilla,
las tormentas en la cocina,
el sofá que dijeron de cambiar,
las sillitas y nevera,
las sillitas y nevera,
las horas circulando por el suburbano,
el frío bajo los párpados,
el rostro en el espejo al despertar,
los besos que olvidaron dar,
arrastran
todo un inventario de rutinas
hasta llegar a la orilla de un mar
que todo lo cura,
-hasta la vida-
aunque solo sea
durante unos días.
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