Las calles cambiaron de nombre
y el barrio se hizo un mundo extraño
donde no cabíamos los dos.
Si un día te acercases
por un instante a este lado
en mis manos podrás leer gotas de lluvia
y en mis ojos adivinar tormentas de mayo.
Te contaré que he vivido
en los márgenes de la vida
inventando relojes que paren el tiempo
en los peldaños de tu nombre.
Y si buscas en mi una verdad
la encontrarás en cada uno de los días
que en silencio te pedía una nueva vida
como un suspiro inacabado,
como una lectura en espiral,
en la agonía de la última luz de la tarde.
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