No fui capaz de dormir
en una de tus manos abiertas
ni siquiera recostar mi cabeza
en el hombro de tus tardes,
ni ser la lluvia que pedías
cada martes a eso de las seis,
fueron eternos
los días que pasaban sin ti,
otro martes más…
un otoño más…
Amigo lector, perdone,
equivoqué el poema,
me ha traicionado
el subconsciente,
yo sólo quería escribir
sobre las noches
en las que sólo -sólo- había sexo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjame tu comentario, me gustará leerlo ;)