Así, de repente, busqué una nueva década
en el fondo de mis bolsillos rotos,
y buscando encontré una peonza,
el mapa de un cuerpo sin colonizar
y la decepción del nombre prohibido.
Pero fue la década quien me encontró
en medio del invierno,
y la peonza
comenzó
a girar,
me asenté en un pliegue del sur del cuerpo,
y la decepción
siguió
siendo
decepción…
hay comienzos que bien valen
segundas partes
.................y una espera,
hay décadas que ven la luz
antes de soplar la vela,
y ahí estás tú,
en medio de mis cuarenta inviernos...
Esos son los mejores encuentros.
ResponderEliminarMe gusta!
Gracias por dejar una miga de locura por aquí
ResponderEliminarun abrazo!