Salgo al balcón
desde donde se divisa un espacio
que raramente ya no es el nuestro,
desde aquí no distingo futuros en el blanco
de una tarde sin historia ni lugar en el calendario.
Aquellos ojos que descubrieron
cómo se desnudaba todo un desierto
permanecen hoy cerrados
como el lunes que se queda sin sol,
y tú, oasis y espejismo,
centro de un mundo que dejó de girar
en el prólogo de las memorías
-justo cuando la ciudad
anunciaba lluvia en mis manos-
dices que quieres volver
a la inercia compartida de los días.
Desde este balcón veo como la nieve
cuaja fácil sobre nuestros pies.
Y yo no sé si reir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Déjame tu comentario, me gustará leerlo ;)