En medio de la explanada
un soplo de aire
llega de sus dedos
ventilando el mundo interior
desde donde nazco cada mañana,
no hay tráfico
a este lado de la ciudad,
tampoco en mis manos,
no hay prisa
por descubrir nuevas calles
ni por cruzar este viernes de agosto,
son tan previsibles los movimientos
de estas nubes de verano
que te espero sin lluvias que nos sorprendan.
Y llegas con tu soplo de aire
-casi vendaval-
renovando estas cuatro paredes
apuntaladas desde que acabó el invierno.
Es tu visita un espejismo
en esta explanada
desde donde no se siente el pulso de los tejados.
El agosto de Madrid es demasiado cruel para los temblores de mi ombligo.
ResponderEliminarMe tocas, siempre quise escribir poesía, nunca creí que pudiera. Tendré que intentarlo más.
Muá
Migas, escribes poesía en todos los relatos que te leo...
ResponderEliminarAgosto y su Madrid, cruel y amable a la vez
Gracias por venir, otra vez
beso