No hay distancias en esta ciudad:
en un palmo, el amor y el adiós,
calle abajo, a la derecha,
el escaparate que refleja
el paseo de los enamorados
y la fachada de quien esconde
sus miedos en la guantera
junto al tabaco,
no hay distancias,
en cualquier rincón, tú…
yo
entre las grúas que levantan
un centro comercial
y el maniquí que observa las estrellas
de un cielo roto de cansancio...
Como siempre me encanta este diario citadino especialmente de este poema destaco:
ResponderEliminar"yo
entre las grúas que levantan
un centro comercial
y el maniquí que observa las estrellas
de un cielo roto de cansancio..."
refleja la realidad más dura a la que nos tiene sometida la ciudad reflejando "cansancio".
perfecto ritmo, interesante enfoque. un abrazote. Tino
No dejes de pasarte por mi blog.
No hay distancias, a veces tan cerca, a veces tan lejos... y al final, siempre ese "tú" que aparece en todas partes.
ResponderEliminarBeso
Hola "madriles". Vengo menos de lo que quisiera, pero cada vez que vengo disfruto.
ResponderEliminarLeyendo este y el anterior, he vuelto a recordar la canción del fuengiroleño, El cielo de Madrid.
Un besazo enorme para ti y otro para Dani.